Hace unos días, dos amigas, me enseñaron la «fábula del colibrí».
Dicen que cada día se aprende algo nuevo, y bien es cierto, no se si os pasa, pero si os fijáis detenidamente en vuestro quehacer diario, observaréis como algo nuevo habéis aprendido.
Hay una frase que suelo repetirla a menudo, «Cada uno desde la parcela de vida que le ha tocado vivir, puede aportar su granito de arena para cambiar el mundo». Creo que todos somos brillantes en algo, seguro, y que podemos colaborar para mejorar en conjunto.
Y Antonia Ortega y Rocio OC me han enseñado que justamente, la fábula del colibrí, cuenta esto mismo, pero más bonito.
Estás dispuestx a ser un colibrí cada día y mejorar tu alrededor, si todxs intentamos hacer como el colibrí, la sociedad sería mucho mejor, sin tener que suponer un esfuerzo enorme siempre para el mismx; ¿no crees?
Gracias Antonia Ortega por hacer la lámina y leerla con el corazón y hacerme llegar la fábula, al igual que Rocío.